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En este post pretendo realizar una exposición sobre las diversas prácticas de crianza existentes y de su influencia en el desarrollo psicológico de los niños y niñas.

Los padres utilizan distintos métodos de disciplina para educar a sus hijos, el primero de ellos es el que esta basado en la fuerza y consiste en la utilización de técnicas como el castigo físico, las amenazas o la retirada de privilegios. Luego, esta el afectivo que esta basado en el miedo del niño a perder el afecto y apoyo parental. Por último se encuentra la disciplina inductiva que se basa en el razonamiento y la llamada al orgullo y a la empatía. Después, existen diferentes tipos de padres en función del estilo educativo que empleen, así se pueden distinguir cuatro modelos de padres, el primero de ellos es el de los padres autorizados o democráticos que se caracterizan por el afecto, la tolerancia, la comunicación y la orientación a los hijos, también controlan, pero permitiendo la participación en la toma de decisiones. Después están los padres autoritarios que consideran la obediencia como una virtud e imponen muchas normas sin explicarlas, esperando que se acepten sin réplica y recurriendo al poder de la fuerza para su aplicación. En tercer lugar, se encuentran los padres permisivos que plantean pocas exigencias y rara vez tratan de controlar la conducta del hijo, permitiéndole expresar libremente sus sentimientos e impulsos. plantean pocas exigencias y rara vez tratan de controlar la conducta del hijo, permitiéndole expresar libremente sus sentimientos e impulsos. Por último, se localizan los padres negligentes  que se muestran distantes y permisivos con sus hijos, a los que no dedican tiempo ni esfuerzo, como si no les preocuparan.

En función de la práctica de crianza o el modelo empleado por los padres los hijos se comportaran de una manera u otra, así que los  hijos de padres autorizados es más probable que sean socialmente responsables, competentes, seguros de sí mismos, adaptados, creativos, curiosos, independientes, asertivos, con éxito escolar, amigables, cooperativos con los iguales y padres, y por lo general, felices. Mientras que los hijos de padres autoritarios se suelen caracterizar por una mayor dependencia, sumisión, peor adaptación social, menor seguridad en si mismos, escasa curiosidad intelectual y una menor orientación al logro. A diferencia de los hijos de padres permisivos que suelen tener un peor rendimiento académico, más riesgo de consumo de drogas y alcohol y menos madurez personal. O al contrario de los hijos de padres negligentes que tienden a ser inmaduros, irresponsables, impulsivos y susceptibles a la presión del grupo.

Las interacciones con los padres es otra práctica de crianza que proporcionan la oportunidad de aprender, ensayar y mejorar habilidades sociales necesarias en la interacción con los demás. Los resultados indican que los padres receptivos y afectuosos es más probable que tengan hijos competentes socialmente y que, por el contrario, los hijos de padres hostiles y controladores tienen un mayor riesgo de no aceptación y rechazo por los iguales durante preescolar e infancia media. En cuanto al control parental se ha encontrado que poner límites y controlar en el contexto de un ambiente afectuoso se asociaba a menos problemas de conducta durante la infancia temprana.  Los resultados también han demostraron que los patrones de interacción predicen las relaciones posteriores, que el padre realiza una contribución única e independiente de los efectos de la madre, y que la calidad (versus cantidad) de las interacciones predice un mejor desarrollo socioafectivo de los hijos.

Las buenas prácticas de crianza empleadas por los progenitores son aquellas que promueven la autonomía de los hijos, que los apoyan y que se muestran afectuosos con ellos. Estas son las caracterizan a los padres democráticos y las que predicen un buen desarrollo de los niños, ya que este sistema logra que los hijos se sientan seguros y confortables para explorar su identidad personal. Por el contrario aquellas prácticas de crianza que se basan en malas relaciones de los hijos con los padres, típicas del resto de modelos de padres, se relaciona con un aumento del comportamiento violento de los niños, y por lo tanto de un mal desarrollo de su personalidad. También si se analizara el control parental según el sexo (madre- padre) se observaría que los varones suelen hacer más revelaciones a la madre que al padre mientras que las chicas mantienen un relación más cercana con el padre sobre todo relacionado con su conducta sexual, es más, se ha demostrado que aquellas niñas a las que les falta el padre es más probable que inicien la actividad sexual más pronto y poseen unas tasas más altas de embarazos.


Por último, hay que decir que los niños aprenden habilidades y estrategias para afrontar de manera constructiva sus estados emocionales durante las interacciones con sus cuidadores. Por ello los padres receptivos y sensibles podrán ayudar a que un hijo con dificultades de autocontrol desarrolle estrategias de regulación que hagan posible un comportamiento socialmente apropiado. Por el contrario, los intrusivos o controladores pueden empeorar las escasas habilidades regulatorias del hijo aumentando las demandas de la situación, poniéndoles así más difícil el manejo de sus reacciones emocionales y conductuales al aumentar su negatividad.

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